A lo largo de los estudios del Grado en Trabajo Social, la perspectiva del empowerment (o empoderamiento) aparecía en algunas de las diferentes obras que he tenido que leer y estudiar.
Es evidente que el usuario que se acerca al trabajador social es porque le pasa algo y piensa que le puede ayudar. El profesional puede canalizar su intervención poniéndo énfasis en cómo resolver los problemas que tiene el usuario o bien puede hacerle ver qué necesidades tiene y estudiar cuáles son sus puntos fuertes para llegar a satisfacer esas necesidades. Esta segunda forma corresponde al empowerment. Por definirlo de una manera sencilla, el empowerment en Trabajo Social significa una intervención en positivo. Se trata de hacer ver a la persona que tenemos delante todas las fortalezas que tiene.
De todo lo estudiado he sacado una serie de conclusiones, que he expuesto como ventajas y límites en la utilización de esta perspectiva en la intervención social. Quizás en los límites alguien no esté de acuerdo conmigo, ya que no deja de ser una apreciación mía.

Ventajas
• El empowerment es un modo de aplicar el Trabajo Social centrado en las fortalezas de los usuarios, lo cuál significa que es un enfoque positivo. No se centra en el usuario como centro de patologías.
• Es un enfoque positivo porque se basa en la convicción de que los usuarios merecen respeto, poseen apoyos sólidos, pueden provocar cambios en sus vidas y son resilientes.
• El trabajador social ayuda al usuario a facilitar el acceso a su poder, no a darle el poder. Esta característica es una clara ventaja del empowerment porque el usuario no tendrá siempre al trabajador social para solucionarle todo y por tanto no es bueno que dependa excesivamente del profesional.
• El empowerment en Trabajo Social conecta a las personas con los recursos que necesitan para que puedan acceder ellas mismas al poder en todos los niveles (individual, familiar y comunitario).
• La evaluación del usuario se hace en tres dimensiones: individual, interpersonal y comunitario. El Trabajo Social es un proceso para ayudar a satisfacer las necesidades, no para resolver problemas. En el lenguaje del empowerment, los problemas se manifiestan en forma de necesidades. Asimismo, los obstáculos se redefinen como oportunidades para el crecimiento.
• El empowerment considera la interculturalidad como un valor. No se deben erradicar las diferencias culturales, sino desarrollar su potencial convirtiéndolas en fuente de enriquecimiento. Respecto a la diversidad cultural, se hace necesaria la intervención en el nivel comunitario. Para ello, trabajador social y usuarios buscan formas de influir en los procesos políticos.
• Importancia de trabajar las redes sociales (amigos, familia) para mantener los efectos de la intervención del trabajador social una vez concluida esta.
• El trabajador social y el usuario colaboran en igualdad de condiciones en el desarrollo de la evaluación. Hay colaboración mutua para decir qué intervenciones se pondrán en práctica y para contraer un compromiso. El trabajador social es un guía, ni activo, ni pasivo.
• Se profundiza en el conocimiento de los procesos y relaciones entre los usuarios y otros sistemas (redes sociales, instituciones públicas, acceso a servicios, creencias religiosas)
• El trabajador social debe analizarse a sí mismo, preguntarse acerca de sus fortalezas para ayudar a la familia.
• Se revisan los intentos previos del usuario para solucionar sus problemas antes de acceder al profesional.
Límites
• Desde la perspectiva del empowerment, el trabajador social debe mantenerse atento a la acción de la opresión sobre los usuarios. Esta opresión puede manifestarse en forma de discriminación social, económica y psicológica. Se puede optar por confrontar los factores opresivos de los usuarios. Esta opción es adecuada pero en ocasiones no resulta beneficiosa.
• Es difícil la intervención con ciertas colectivos. Por ejemplo, hay familias cuyo problema radica en el tipo de interrelaciones familiares. Pueden ser tipos de familias donde todo parece funcionar adecuadamente, entonces es difícil identificar sus necesidades. Ejemplos de estas familias pueden ser aquellas que tienen un estilo dominante en sus relaciones, o las necesidades emocionales de sus miembros están desatendidas, que suelen ser formas de relacionarse heredadas de otras generaciones y muy arraigadas. En estos casos puede haber una cierta lucha con el profesional, al querer cambiar patrones tan arraigados.
• A veces el trabajador social puede tender a compartir con el usuario opiniones, ideas, sentimientos. Esto solo debe hacerse cuando realmente contribuya a beneficiarle, a contribuir al trabajo, no como una necesidad del trabajador social de compartir.
• La competencia cultural es necesaria para la perspectiva del empowerment pero a su vez es difícil. Existen todavía pocos estudios que hayan incorporado la cultura o la etnicidad como parte fundamental de la intervención o estudios dirigidos a probar la efectividad de este tipo de intervenciones. Además, es posible que haya trabajadores sociales que no estén acostumbrados a trabajar con personas de culturas diferentes a la suya.
• Existen familias multiproblemáticas, aquellas que tienen una dependencia crónica de los servicios sociales por estar excluidas socialmente o en grave riesgo de ello. Encuentro muy complicado que esas personas se crean sus fortalezas, dada su experiencia vital, por lo que intervenir con ellas desde la perspectiva del empowerment requiere una gran pericia por parte del trabajador social.
No puedo terminar este artículo sin mencionar a #Jerby y a #Bolboreta. Ellos están muy interesados en el concepto y aplicación del empoderamiento y les debía escribir algo sobre ello. De hecho, ya han creado unos blogs y una comunidad muy empoderados que nos hacen sertir muy a gusto. Gracias por vuestro esfuerzo 🙂
Cualquier opinión y/o experiencia que tengáis acerca de este enfoque os animo a compartir en los comentarios.
¡Hasta pronto!
PD: ¿Habéis visto el iconito de la izquierda de los Premios Bitácoras? Ahí seguimos dando caña. ¿Crees que la profesión de trabajador social está especialmente denostada y hay que darla a conocer? Pues nada mejor para ello que votar un blog de Trabajo Social para los Premios Bitácoras 🙂 Si crees que este blog lo merece, pulsa en el icono de la derecha correspondiente y podrás votar. Si algo no entiendes dímelo y te ayudo. Espero además que funcione la página, porque he leído por ahí que ha estado colgada. Gracias por tu aprecio 🙂
Carolina, gracias por la mención a #Jerby y #Bolboreta. La verdad es que formamos un buen equipo boguero empoderado: yo roneo y ella bloguiniza.
Somos conscientes de que el protocolo de un trabajador social con respecto al empoderamiento tienen unos cauces muy determinados con unos límites que comentas en el artículo.
Para una persona con una autoestima media, las actuales nuevas tecnologías le permiten acceder a todo tipo de información. Otra cuestión es que se ‘infoxique’ con ellas.
Además, los actuales movimientos sociales (no daré nombres para no herir susceptibilidades) permiten una forma colectiva de satisfacer una serie de necesidades que serían muy difíciles satisfacer de forma individual.
En fin, que tenemos bastantes medios a nuestro alcance; solo que a veces no sabemos dónde buscarlos. Y para eso, están los trabajadores sociales.
La verdad es que los trabajadores sociales tratamos de ser útiles y que los demás nos vean esa utilidad. Y por supuesto los movimientos sociales han de ser también un cauce donde estemos presentes.
Gracias una vez mas 🙂
Querida Carolina,
Un artículo brillante, que explica muy bien la labor del trabajador social. Muchísimas gracias por la mención.
#Jerby y #Bolboreta siguen empoderándose cada día gracias al apoyo y el cariño de personas como tú.
Gracias de nuevo
El empoderamiento es mutuo, #Bolboreta 🙂
Un abrazo 🙂
Quitando la parte más específica de la problemática que se aborda desde el trabajo social, muchas (si no todas) de las cosas que comentas son totalmente válidas para, por ejemplo, la gestión de las personas en la empresa.
La gestión empresarial es también, o sobre todo, gestión de personas. Y esas personas conviene empoderarlas antes determinadas situaciones. Te animo a que compartas el artículo en la comunidad de #InnoPasión (si no, lo hago yo 🙂 )
Saludos,
Ángel
Hola Ángel,
es que el empoderamiento se aplica a todo en general. La aplicación al Trabajo Social que hago aquí es un poco «marca personal» y además está muy presente en los textos, ya que es como más moderno. Antes la intervención social parecía más tipo médico, pero las cosas van evolucionando.
Un abrazo 🙂
Actualmente estoy visitando a mi asistente social. (Me corresponde la que se encuentra en el Matadero) Si que en las primeras visitas me informó de todas las ayudas que podían corresponderme y que pusimos en práctica. Después se ha centrado más en mi, tanto a nivel personal como profesional. Dejando atrás una etapa laboral que por edad y condición femenina no me va a favorecer en los tiempos que estamos viviendo actualmente. (Seguridad privada). Me ha ayudado y me ha encaminado a probar otros campos. Siempre me dejo asesorar, esta ayuda va dando fruto. Voy a comenzar el segundo curso este año. Anímicamente estoy más fuerte y siempre viene bien que confíen en ti.
Hola Montse, muchas gracias por tu comentario.
Me alegro de que cada día estés mejor y que te esté sirviendo la ayuda de la trabajadora social. Por desgracia tenemos más mala prensa que otra cosa.
Un abrazo 🙂
Hola Carolina:
Me parece un interesante trabajo.
Partiendo de la base que una fortaleza es un característica especial que desarrolla una persona (un talento), partir desde éste para comenzar a construir tiene multiples ventajas, tanto en el trabajo social como en otras disciplinas.
Por otra parte, me parece oportuna tu reflexion sobre el auto análisis. Punto necesario y poco visto. Mucha menos llevado a la practica.
Fue Carl Jung quien señalo que la condena en los otros, es en el mismo grado, inconsciente, la misma cosa que llevamos en nosotros» En castellano, vemos en el otro nuestros, propios defectos y por eso no podemos generar empatia. Herramienta fundamental (para mi) en la relaciones sociales, y mas de este tipo.
Saludos
Muchas gracias Marcelo, nada que añadir a lo que comentas, más razón no se puede tener.
Saludos 🙂
Hola Carolina!
Como siempre aprendiendo algo nuevo con tus artículos. Cada vez me doy más cuenta que los trabajadores sociales tienen funciones de lo más interesantes y son necesarios para ayudar a muchas personas.
Al final el empoderamiento es la clave, y si no que se lo digan a #Jerby y #Bolboreta que son pioneros en esto 🙂
Un besote!
Hola Jony,
Además este artículo tiene mucho de mentalidad positiva . Pensé que te gustaría.
Muchas gracias por participar.
Un beso 🙂
Yo creo que el empondecimiento es la clave de la intervención social. Su grandeza radica en tres aspectos, que aunque los has marcado en desventajas, creo que son decisivos:
– Todas las personas, sea cual sea su situación, religión, entorno, cultura, etc. Tenemos cosas positivas que podemos potenciar. Se trata de que cada itinerario de intervención este adaptado a esa realidad. Los cambios son a muy largo plazo, el problema es que en Servicios Sociales, entidades, etc. No quieren disponer de ese largo plazo.
– La base de está en la expresión que tu has escrito «en condiciones de igualdad», la intervención debe ser siempre de tú a tú, desde una relación de confianza. Y como en cualquier relación hay que compartir, ya sean ideas, opiniones, sentimientos… no hacerlo te sitúa en un plano profesional por encima de la persona. Este es el fallo de todas las profesiones sociales: profesor, medico, trabajador social…
Una de las cosas que me ha enseñado y me enseña la experiencia es que lo de «la dependencia crónica de los servicios sociales» es una mentira del sistema para justificar la incompetencia de quien planifica todo el tinglado de los servicios sociales. Como ya he dicho todos tenemos valores positivos que podemos potenciar y que son decisivos para cambiar nuestra realidad. Pero puede ser que lo que yo quiero cambiar, o lo que yo creo que es positivo, no tiene porque coincidir con lo que la mayoría social entiende como adecuado. Y allí es donde empiezan los problemas.
Hola Diego,
cuando he escrito los límites de esta manera de trabajar estaba pensando en lo que has nombrado: La dependencia crónica de los servicios sociales. Imagina que yo vivo en un carromato y no he podido salir de esa situación, y lo mismo mis padres y mis abuelos. Resulta que me viene un trabajador social diciéndome que tengo muchas cosas positivas. En mi situación lo más probable es que le diga que no me venga con pamplinas. Si tantas cosas positivas tenemos mi familia y yo, ¿por qué vivimos en la calle? Es posible que sea como comentas y no interese que ciertos colectivos estén integrados.
Es como el personaje de Marianela, la novela de Benito Pérez Galdós. Una chica que creció pensando que no valía para nada. ¿Y realmente era así? No. Pero era lo que todos le decían, el cómo la trataban, al final ella misma decía que era una inútil.
Gracias por comentar 🙂
guao-… excelente….